Los cambios siempre han sido difíciles para mí, pero tengo que admitir que mi vida igualmente ha consistido de cambios que valieron la pena por todo lo bueno que trajeron. Es por eso que tomar riesgos cada vez es más fácil, y quizás es porque con el tiempo he ido adquiriendo más confianza en mí misma…o quizás simplemente me empieza a valer más (hard to tell). Soy de las que piensan que es peor quedarte con la duda y he sido así desde que tengo uso de razón.
Este último año se ha tratado de cambios grandes, difíciles y en momentos, imponentes, pero siento que todos han sido para bien, y es como si la vida le estuviera dando una lección a mi ansiedad o un recordatorio: así como hay días obscuros, hay días llenos de luz…y para mí esto ha sido parte de encontrar balance en todo lo que hago y pienso.
Por muchos, muchos años me sentí sola. Con mis grupos de amistades, soltera o en relaciones, nunca me hallaba. Siempre sentía como si fuera un pez dentro de un vaso de agua en el mismo sitio en el que mis amigos compartían acerca de sus vidas, en dónde incluso yo era parte de la conversación pero en realidad me estaba asfixiando…en dónde mis novios me decían lo que les dolía que estuviera tan ausente, pero lo cierto es que mi cuerpo no podía estar ahí. Me culpaban ellos a mí, me culpaba a mí misma, nadie entendía qué era lo que estaba pasando conmigo, y honestamente, aunque podría decir que nadie se tomó el tiempo para entender, YO no me tomé dicho tiempo. Porque aun quería ser denominada «normal».
Lo cierto es que nadie y a la vez todo mundo es «normal», porque lo normal es no serlo. Acciones que pueden ser vistas como pasos para alcanzar una vida más alineada con lo que esta sociedad nos impone, como el adoptar cultos socialmente aceptados, cambiar nuestra apariencia/forma de ser para ser parte de un grupo social de «influencia» o simplemente dejar de trabajar en proyectos que nos hacen feliz simplemente por miedo a ser juzgados….esto, como la depresión y la ansiedad, igualmente pueden ser señales de trastornos, quizás de personalidad, pero debe haber algo más ahí si nos asusta tanto vivir nuestra «verdad» (un término que tampoco me gusta tanto porque nuestra verdad no tiene límites, pero en fin).
No quiero ni pienso escribir acerca de cómo mi relación me salvó porque jamás buscaría por mi salvación a través de otro individuo, pero estar en una relación con alguien que no solo entiende pero ha vivido con ansiedad y depresión ayuda bastante. Me ha ayudado a hablar más acerca de ello, a expresar lo que siento cuando estoy atravesando por episodios y no solo ser ese pez en un vaso de agua, e igualmente, me ha ayudado a reconocer lo que valgo con la suerte que me tocó y que yo tengo el control sobre mi mente y cuerpo, y a la vez, a identificar toxicidad en mis otras relaciones con amigos y familia que nunca han querido nada más que apagar mi luz con su falta de comprensión, manipulación y mala influencia.
Hace como dos meses me fui de viaje a visitar a mi mamá y a mi hermana. Esa fue una de las primeras veces que le dije a mi mamá que ya no podía manipularme y que dejara de esforzarse tanto por querer cambiar historias de lo ya ocurrido. Porque papás: la neta, les queda mal el tratar de pulir su reputación con sus hijos adultos a través de engaños y mentiras…eso solo daña esa imagen jodida que sus hijos ya tienen de ustedes porque (surprise, surprise) sus bebés ya no son bebés y nos emputa que nos vean la cara de pendejos 😀
Yo creo que lo más importante que he aprendido en mi vida es que no puedo reprimir sentimientos pero puedo redistribuir mis pensamientos y acciones de maneras sanas a través de mis pasatiempos, sueños, metas y relaciones. Le he dejado de dar importancia a lo que piensen los demás y he decidido vivir mi vida basándome en lo que me hace feliz y de esta manera he creado un hogar dentro de mí que me sigue a todos lados, con todo cambio y turbulencia, cada vez es más fácil encontrar paz. Una paz que nunca pude encontrar en versiones de mí que la gente consideró «normal» 😉