Se me ocurrió una analogía esta mañana. El cómo la evolución del arbolito de navidad es como cualquier cosa que empiezas desde cero en esta vida. El día que desempolvas el arbolito o lo acarreas desde una granja hasta tu casa, sacas las luces y las decoraciones y prácticamente las tiras sobre tu arbolito esperando un mejor resultado; después de unas horas te das por vencida, te preparas una taza de chocolate caliente y pones Gilmore Girls para disfrutar de tu arbolito mediocremente decorado, exhausta. Pero al día siguiente empiezas a tomar notas mentales; comienzas a prestar más atención a los huecos, a las esferas a punto de asotar gracias a años de abuso. Empiezas a mover adornos para encontrar el balance adecuado, quizás añades algunas decoraciones nuevas para complementar y así, perfeccionar a tu arbolito como cada año. Siempre digo que la mejor foto del arbolito de navidad no se toma hasta nochebuena o navidad con todos los regalos; un proceso de casi un mes.

Así siento es todo lo que empezamos desde cero. Nuestra educación, trabajos y pasatiempos nuevos, cambios grandes y nuestras relaciones con otras personas–todo requiere trabajo y esfuerzo y no se desarrolla de una manera positiva de la noche a la mañana, y hasta puede tener un comienzo áspero (o no muy aesthetic). Lo que más importa es el desarrollo, la evolución, el proceso…como aquel de poner el arbolito de navidad. La vida es como un gran arbolito de navidad. –Albert Camus. (A que no se sabían esa, jeje). Pero ya en serio, a lo que me refiero es que el proceso influye mucho en el resultado. En fin. Ando en mis días filosóficos.

¿Cómo estuvo tu navidad? Espero estés teniendo unos días mágicos o que puedas celebrar en algún punto muy pronto <3. Sé mejor que nadie que muchas veces disfrutar de estas festividades está fuera de nuestro control; si esa es tu situación, espero que puedas encontrar ese espacio y tiempo para pachanguear (si celebras) y relajarte.

La verdad es que ha sido un buen comienzo de mis vacaciones. A penas es mi segundo día libre, pero no tengo que regresar al trabajo hasta el 5 de enero. Y no tengo nada que hacer (¡¡¡!!!). Osea, ¿sí entiendes la emoción que siento dentro de mí y lo lista que estoy para hacer absolutamente nada por más de una semana? Y con nada, me refiero a pasar más tiempo con seres queridos, o leyendo, o escribiendo, o haciendo un mono de nieve afuera. Voy a saborear cada segundo de mi «nada». Renaceré.

Desafortunadamente para ti, querido lector, también tendré mucho más tiempo para pensar en cosas obscuramente importantes, como el nivel de obsesión de Camus con la navidad, o en quiénes eran los plomeros de Fallingwater.

Can’t wait.

Xoxo

<3<3<3<3<3<3<3

Fallingwater, Frank Lloyd Wright

Deja un comentario