Planeamos nuestro primer viaje a Irlanda junto con nuestra boda hace más o menos un año, como nuestra luna de miel “oficial”, y por fin tuvimos el placer de explorar este increíble país; fue una experiencia inolvidable, divertida y emocionante, pero sobretodo unas vacaciones maravillosas junto al amor de mi vida. Ya de regreso en casa, me pongo a reflexionar sobre esta última semana y media, y te cuento un poco acerca de nuestro viaje y de esta hermosa isla y país con tanta historia, cultura, gente sumamente amable, excelente comida y cerveza, y naturaleza y arquitectura que quitan el aliento.

Iniciamos nuestra aventura irlandesa aterrizando en Dublin un viernes en la mañana. Nuestro primer anfitrión en Airbnb fue muy flexible y nos dio la opción de llegar temprano a nuestro cuarto, lo cual nunca me había pasado antes. Normalmente el check-in no es hasta como las 3 de la tarde, y su amable oferta literalmente salvó el día, pues después de una rica siesta, pudimos disfrutar del resto de nuestra primera tarde en Dublin, explorar la vecindad en la que nos alojaríamos por un par de días, y hacer reservaciones para ir a cenar.

Personalmente, me encanta la comida inglesa e irlandesa, pero lo que he aprendido a través de mi mínima exploración de Europa, es que la mayoría de la comida en este continente es mucho más fresca que en Estados Unidos, no importa lo que comas. La comida italiana siempre será de mis favoritas, y aunque nada se le compara a una pasta con mariscos en Venecia, también he encontrado exquisita comida italiana en Londres, y ahora igualmente en Irlanda. Pero claro que teníamos que disfrutar de varios platillos tradicionales, como el desayuno y el cocido irlandés, entre otros platillos tradicionales con un twist, como los tacos de cocido de res marinada en Guinness, en los cuales sigo pensando más de una semana después…

Y hablando de aventuras culinarias, si te encuentras en Irlanda debes acompañar cada platillo con una Guinness, especialmente si nunca te han gustado, pues yo nunca me consideré fan de los stouts hasta que probé mi primera cerveza aquí a recomendación de todo mundo que ha visitado, y déjame decirte que aquel sabor y cremosidad tan suave cambió mi vida. Travis y yo bebimos aproximadamente entre 4 y 5 cervezas y un par de cócteles cada quien todos los días y ni una sola vez nos despertamos crudos. Fue mágico; me sentí como chamaca universitaria.

Después de unas cuantas cervezas (o cuando pierdas la cuenta), hasta te sentirás como en las películas de Twilight gracias al clima lluvioso. El primer tip que le puedo dar a alguien planeando su primera visita a Irlanda es comprar una chaqueta impermeable en avance, pues la necesitarás desde el momento en el que aterrices. Nos tocó clima un poco diverso al diario; tuvimos lluvia y sol todos los días, pero más lluvia que nada. La temperatura estuvo perfecta, entre 15 y 20 grados Celsius y sin tanta humedad. Si te gusta la lluvia y la naturaleza, te encantará Irlanda. Minnesota me tiene mal acostumbrada pues aquí también llueve bastante en la primavera y verano, y todo está hermosamente verde y florecido ya. Le comenté a mi esposo que Irlanda me recuerda un poco a MN pero con castillos y buena Guinness.

Nosotros rentamos carro y Travis manejó durante todo el viaje, así que yo me la pasé en modo «passenger princess» y lo amo por eso y más, pues no fue una tarea fácil, pero hizo muy buen trabajo y sobrevivimos. Incluyo que también fue su primera vez en el lado opuesto de la carretera, y las calles tan estrechas de por allá no están fáciles de navegar. Muchas malas palabras y maldiciones fueron parte del proceso, pero valió la pena. Hay muchos lugares en Irlanda que no puedes acceder sin carro y dónde no hay transporte público, así que a menos que quieras pagar €100 a diario en taxis, sigo pensando que rentar carro es la mejor opción aquí (lo cual jamás recomendaría en Londres u otras ciudades más congestionadas).

Si te encuentras en Dublin, te recomiendo el tour con guía del castillo de Dublin, ir de pub en pub en el área dónde se encuentra Temple Bar, visitar el campus de Trinity College y la biblioteca (la mayoría de los libros no estaban ahí pues se encontraban bajo restauración, así que me mandas fotos ;)), y, obviamente, el tour del almacén y cervecería Guinness, el cual fue de nuestras atracciones preferidas (no manejes si piensas sacarle provecho).

De Dublin manejamos a Galway, y nos hospedamos en otro Airbnb en medio de la ciudad. Lo que me gustó de Galway fueron todas las opciones de restaurantes y tiendas, al igual que el ambiente por las noches. Gente cantando y bailando en las calles, un montón de pubs con sus puertas abiertas, música al aire libre, y muy buena comida. A tan solo una hora y media de los Acantilados de Moher, me pareció una muy buena ubicación para pasar otro par de días en la isla. Los acantilados fueron mi atracción favorita. (Fun fact: Los acantilados de Moher en Irlanda se utilizaron como lugar de rodaje del exterior de la cueva donde Harry y Dumbledore buscan un Horrocrux en «Harry Potter y el príncipe mestizo»). Definitivamente lleva tu impermeable contigo pues el clima fue impredecible, e intenta llegar antes de medio día. Cuando llegamos, aunque nublado, podíamos ver los acantilados a la perfección; una hora después, la neblina se encargo de hacerlos desparecer como por acto de magia. El viento al subir convierte esta experiencia en buen ejercicio de pierna, pero definitivamente son de esas cosas que tienes que ver durante tu visita.

De Galway manejamos a Dingle, mi lugar favorito en toda la isla. La península está increíble, y aquí sí hay playas en las que puedes pasar el día, disfrutar de un helado mientras admiras la vista, y hay paseos en barco muy accesibles (como €15 por persona). Nos hospedamos en la casa de invitados de nuestra anfitriona que vive en la propiedad, y también tiene un gatito. Después de un par de cervezas y ya una semana sin ver a nuestros gatijos, me llegó la nostalgia y nuestra última noche aquí empecé a llorar y a agradecerle a Travis por ayudarme a construir una vida a la que puedo echar de menos hasta de vacaciones–pues en verdad que es un privilegio ❤ (ya sé, qué cursi soy alv).

De Dingle nos dirigimos a Killarney, la cual me pareció una ciudad con un centro muy chic. Hermosa arquitectura, gran cantidad de tiendas y restaurantes, y, obvio, tuvimos que hacer otra excursión a un castillo. Ross Castle se encuentra en un parque nacional y las vistas son otra cosa. Creo que la admisión a esta torre solo fueron como €5, así que no lo puedo recomendar más.

Regresando al tema de la Guinness, el tour del almacén y cervecería Guinness igualmente debe ser parte de tu lista si nunca has visitado, y si tu ruta es parecida a la de nosotros (aterrizar y salir de Dublin), te recomiendo que dejes esta experiencia para lo último, pues seguramente estarás exhausta(o) de tanto caminar y explorar, y lo consideramos como un buen «premio». Simplemente nos encantó, y hasta te enseñan cómo servir y beber tu propia Guinness para que la disfrutes más.

En resumen, si la naturaleza, la buena cerveza, historia y arquitectura es lo tuyo, te recomiendo visitar a Irlanda. Me encantaría volver, pero aún tenemos muchos más lugares que quisiéramos visitar. Quizás algún día, pero por ahora, slán! Gracias, Irlanda, por tantas memorias que se quedarán con nosotros por siempre.

Una respuesta a “Viajemos a Irlanda”

  1. Avatar de pk 🌍 Educación y más.

    Me encanta Irlanda y Guiness

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