Se me da bien decir lo que pienso y seguir con mi día, Se me da bien hacer feliz a los que amo, Al igual que hacerlos sufrir, Pues se me da bien perderme y cometer los mismos errores una y otra vez.
Se me da bien ser mujer humana. Se me da bien ser imperfecta, Se me da bien construir historias y espacios, Y se me da bien sentirlo todo, todo el tiempo.
Se me da bien llorar y reír, Se me da bien expresarme a través de mi guardarropa, A través del diseño y el arte, Se me da bien ser un desastre creativo.
Se me da bien gastar dinero, Y se me da bien quejarme de mis malos hábitos. Se me da bien cultivar mis vicios, Se me da bien perderme entre copas y porros.
Se me da bien ser mujer joven inexperta, La evolución es lo que se me da mejor, la verdad. Pues se me da bien el aprendizaje continuo, Y se me da bien aceptar a mi reflejo externo e interno,
Sin miedo y sin culpa.
Se me da bien ser yo, Nunca he sido buena para otra cosa.
Alma nos relata su día a día en su blog «Como el chile», juego de palabras con su apellido, y casual recordatorio que lo que dice puede arder tanto como tallarse los ojos sin antes lavarse las manos después de picar un chile serrano. Alma creó su primer blog durante el verano del 2010, principalmente como mecanismo de afrontamiento para expresar sus pensamientos durante su transición a Arizona de México. Pero su pasión por la literatura ya había sido despertada desde hace años por maestros a lo largo de su educación primaria y secundaria en México que la motivaron a inscribirse a competencias de periodismo, ensayos y poesía, lo cual igualmente se manifiesta en su amor por las disciplinas académicas. Como diseñadora de interiores con maestría en sostenibilidad, su pasión por contar sus opiniones, versos e historias se extiende más allá de las letras, y está convencida de que sus diseños cuentan historias de manera similar a sus escritos. Alma vive en Minnesota con su esposo Travis y sus dos gatijos, Hedwig & Jax, es diseñadora de tiempo completo, y sus pasatiempos incluyen viajar, el dibujo, la lectura, darle segunda vida a ropa y artefactos de tiendas locales y descubrir nuevos cafés y restaurantes en su ciudad. Pero nada se compara a estar en casa con su familia y preparando algo delicioso para cenar con una copa de vino y buena música en el fondo.
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