Hay días

Sabes que un momento es bueno cuando pasa desapercibido en tu presente para luego manifestarse en cada instante de tu vida futura. Como cuando alguien de aquí me pregunta: “¿Extrañas Arizona?” e inevitablemente recuerdo todo lo que no soportaba del desierto, y todo lo que me gusta de Minnesota. “¡Obvio no! Odio el calor, la sequedad y los cactus, y amo admirar como las estaciones cambian aquí; como todo muere y vuelve a resucitar en el primer cálido día de primavera, los veranos en el lago, la humedad en mi piel…”. Pues nadie quiere escuchar hablar a un trasplante de todo lo que ama y extraña de su último hogar y como algunas cosas nunca tendrán comparación. Como tener a México a unas cuantas horas manejando, las “carne asada fries” de Filibertos y albercadas en febrero.

Los inviernos aquí son brutales, y empezar de zero social y profesionalmente en un nuevo lugar es exhausto y en muchas ocasiones, desmotivador. Tengo 29 años y siento que ya nadie anda buscando nuevas amigas, y hay días en los que la amabilidad de la gente que he ido conociendo los últimos 2-3 años hasta me hace sentir más sola y aislada. Extraño el sazón de la comida mexicana sonorense y nunca preocuparme por traer chamarra. Extraño hablar en español con compañeros del trabajo.

Hay días en los que habernos mudado aquí se siente como un error y extrañamos a Arizona, pero lo que me pone triste es pensar en todo el tiempo que desperdicié odiándolo, y considerando que los “hubiera” no existen, quiero aprender de mis errores; vivir plenamente entre mi inconformidad, pues está bien nunca conformarse, pero he aprendido que enfocarme en todo lo que detesto me arrebata vida, claridad y me guía hacia los impulsos.

Mi capítulo aquí a penas va empezando, y quiero darle más oportunidades a este estado de las que me ha dado a mí. Solo así descubriré todo lo bueno que ofrece, pero cuando se trata de empezar de zero, lo más difícil e importante de recordar es que el primer paso debe ser tuyo.

La primera vez que visitamos Minnesota mi (entonces novio) esposo y yo, fuimos a un arboreto a caminar y me enamoré de la naturaleza de aquí. Y fue entonces cuando le comenté a Travis, “Creo que me gustaría vivir en este lugar”. Todo lo que me hizo querer venirme para estos rumbos sigue aquí. Una mala racha no cambia eso. Hay días en los que me tengo que acordar más que otros. Esos son los días en los que apreciar la belleza a nuestro alrededor es primordial.

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