Amo el olor de una portada de disco vieja; sacar el disco del sobre de papel manchado por almas pasadas, y reproducir melodías con un sistema de sonido que te hace sentir que estás ahí; pero siendo sincera, ¿qué no haría por viajar al pasado y estacionarme en Londres esa noche del 9 de enero, 1970? Y aun así, me encuentro en la comodidad de mi hogar imaginándome arropada en los brazos de la mejor música, del éxtasis, el sudor y el arte. A veces siento que momentos históricamente mágicos como estos permanecen intactos y listos para ser redescubiertos y vividos por las nuevas generaciones. La magia autentica perdura. La magia autentica se manifiesta hasta a través de discos empolvados.

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