Físicamente permanente o no, cada record, cada tatuaje, cada libreta repleta de tinta, palabras, manchas de café en papel y un que otro garabato, representa un capítulo en mi vida. Para mí, no hay manera más sublime de representar este tren de vida. Porque son las cosas así, cotidianas, que dejan las marcas más duraderas; son precisamente las cosas más ordinarias, las que construyen las historias más complejas por contar. ¿Será que la llave está en encontrar ese espacio y tiempo para contar dichas historias? Espacio y tiempo mental y físico, pues si algo he aprendido de todas las autobiografías de celebridades que he leído y en mi propia vida es que, ni la mansión más perfecta ni la más hermosa vista hacia el paraíso en el que despiertas cada bello amanecer, puede inspirarte a encontrar ese espacio y tiempo contigo misma; pero el record que escoges al llegar a casa para tirarte en el piso de la sala y jugar con tus gatijos después de un arduo día de trabajo, sí.

Acepto lo que venga, siempre y cuando pueda mantener este espacio y tiempo dentro y fuera de mí.

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